martes, 30 de octubre de 2012

ANIMALIDADES - PINTURAS/INSTALACION- de NATALIA ABRAHIM


La estrategia del taxidermista

La disección comienza en el plano conceptual mediante una serie de “factores fuerza” que buscan digerir la realidad; no es mera coincidencia que aparezcan representaciones de animales que parecen ser o constituir una extensión de las mujeres.
Esos “factores fuerza”, se revelan a través de la mimesis; el simulacro e incluso lo símil; es decir, se satura el ambiente por medio de lo artificial, para que el impacto sea verdaderamente pretencioso.
Una relación que busca unir el instinto de conservación, condicionados bajo un mismo habitar social.
En este aspecto, tratar de sugerir mediante la re-producción, causa un alejamiento entre lo real y aquello que reproduce lo real; crea hacia afuera una sustanciosa critica.
Este alejamiento reconstruye para si, el sentido de lo cuidado, lo sutil; pero también, de lo frágil.
Anteponiendo entre lo vivo, la sobrevivencia y lo inerte.
Cabe decir que, en la estrategia de evocar, se compone el sentido de la resistencia; ilustrando tanto, la pulsión de vida como de muerte.
Así es que, se busca una sustitución de lo vivo sin prescindir de ello; es decir se lo piensa en su lugar de origen; por ello, se apela al simulacro, porque constituye una salvedad a partir de lo espurio.

                                                                                                     NATALIA DI MARCO
Sobre la obra de Vicky Rodríguez Pando               

Objeto de Deseo
 Una mecánica de la ironía

Cuantos son los relatos que versan sobre las cosas, las cosas más comunes o los lugares más comunes… Una metabolización ritual en el acto de trasladar, asociar, proyectar, sublimar, transferir…
Este arquetipo que arma la artista se materializa a través de la compartimentación de los cajones; cada uno de ellos contiene una pieza, un material, como pueden ser alambres, fieltros, torsos de mujer. Algunos, quedan sumergidos en las sombras como si el inconsciente apenas quisiera mostrarlos; otros, en cambio, se ven elevados y enaltecidos.
La metáfora del tejido que indica la construcción de los relatos, de lo que se cuenta y sobre cómo puede ser contado.
Esas materialidades de representación, son en efecto una toma de posicionamiento ante el discurso de lo femenino y la mujer; la artista lo revierte en un acto antropofágico.
Entonces, al tomar una piedra, y fieltrarla, no solo se la hace depositaria de algo, sino que además se le propone un artificio que cambia sus primera propiedad visible: la solidez; por una que permite pensar en su fragilidad como quien deshace un tejido.
El acto de fieltrar se vuelve para si mismo un acto intimista.
¿Qué estará puesto en la piedra?...
En el proceso de la obra aparece una triada compuesta por acciones concretas que darán cuenta del proceder de la artista: Recolectar-Deseo-Clasificar.
El sentido es cíclico, reproduciendo así una especie de mecánica para actuar.
En esta obra los actos y las acciones se vuelven sistematizaciones, que permiten ordenar los objetos que irán, por medio de la clasificación, tomando diferentes codificaciones. Se  pensara en la mujer en una situación determinada, se repite, ya no su forma, sino más bien, una idea de lo que se tiene en relación a la imagen o al lugar de la misma.
Por eso, en el proceso de recolección se debaten lo proyectivo de la acción; mediante lo que se refleja; el acto de sublimar, mediante la materialización de diferentes elementos como pueden ser fieltros, alambres, piedras, ramas, nudos; conforma una mecánica mágica a través del deseo.
Esos dispositivos (el deseo, por ejemplo) están conformados en la disposición de los mismos recursos utilizados, colocar cada pieza, superponer cajones compartimentados, ubicar cada objeto, establecer que pequeño espacio de cada uno recibirá luz; ciertamente traslada y visibiliza posibles operatorias del inconsciente-consciente.
Rodríguez Pando arma un arquetipo, lo materializa, se pueden ver así los diversos esquemas de posibilidades, como si el acto de repetir la acción perpetuara el deseo a través del tiempo.
Por otro lado, esta artista habla de los relatos que se fundan alrededor de la historia de la mujer; la categoría género, se ve rebatido ya por un ritual que permanentemente desestabiliza dicha categorización, es decir, se piensa las acciones y sus conceptos en estrechez con ciertas teorías vendidas como verdades, para erradicarlas e ironizarlas.
En este sentido, Rodríguez Pando utiliza ciertas conceptualizaciones ligadas al psicoanálisis, las emplea como metodología de trabajo, y así deriva hacia la asociación libre como primer acercamiento, ira hilando todo lo que ha recolectado por medio del deseo de materializar ciertas ideas, ciertas sensibilidades…
El deseo se potencia…
De este modo, se plantea lo que Auge denomina el “lugar antropológico”[1], en el sentido de un lugar pensado a través de tramas históricas, culturales que dan cuenta de los discursos que rodean a las cosas, a los hechos.
Por eso, dice Auge que el cuerpo es visto como territorio, pero a su vez, es el territorio que es diseñado para el cuerpo; es en esta instancia donde la obra comienza a tomar un posicionamiento claro con respecto al cuerpo, en relación con lo que lo rodea.
En la disposición de los objetos  se ve cada instancia relacionada a un acto; por un lado, el acto intimista en torno a las piedras, el cuero, el hecho de fieltrar; por otro lado, la verticalidad de los cajones, el aparente desorden en superposición, la escala que evidencia la desproporción humana.
En la disposición de los elementos se exalta el vínculo entre los sujetos y los objetos.    
Así las pequeñas piezas-Venus se convierten en objetos ambiguos remitiendo también a lo masculino.
La reversibilidad del discurso, será una constante en cada parte de la obra.

In memoria:
Por un lado, la acción misma de recolectar, que reserva para sí varias mecánicas de “proyectar lo útil”[2]; por otro lado, la sublimación en la producción de sentido.
Por último, la figura de la mujer dentro del concepto de “la feminidad”[3] de Freud.
La mecánica de recolectar atenúa la necesidad de asimilar, apropiar, conformar, alimentar, incluso si se piensa en la acción en sí misma. Lo que se recolecta es lo que me da cuenta de algo, o mejor dicho aun, aquello que en la propia interpretación “me cuenta algo”.





[1] Augè, Marc. Los no lugares: espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad. Editorial Gedisa, 2000, Barcelona.
[2] Zatonyi, Marta. Juglares y trovadores: derivas estéticas. Editorial Capital Intelectual, 2011. Pág. 12
“Proyectar lo útil” refiere a lo que Heidegger propuso para el hombre, en el sentido de que al advertir la naturaleza a su alrededor, es el mismo quien construye lo cultural.
[3] Freud, Sigmund. Obras completas tomo III.




NATALIA DI MARCO


EN - HEBRA   -INSTALACION de VICKY RODRIGUEZ PANDO








domingo, 14 de octubre de 2012